SALUDOS A TODOS.
Les deseo lo mejor en todo momento. Que caminen progresivamente hacia la luz pascual.
Las reflexiones que les envío son tomadas de la Revista "Misión jóven digital". Sigamos reflexionando en este tiempo especial de gracia que estamos viviendo.
Con aprecio,
Pbro. Álvaro Del Carmen Masís Solano.
Manos que abrazan la cruz.
Agradecidos, ilusionados y necesitados vivimos este tiempo cuaresmal. Agradecidos porque se nos ofrece una nueva oportunidad para crecer, para entrar en nosotros, para discernir al pie de la cruz cómo estamos y qué tipo de discípulos enviados somos. Ilusionados porque siempre que nos ponemos en camino, nos cargamos de esperanzas y miramos al horizonte con nuevos ojos y muchos retos. Necesitados porque nos reconocemos inacabados, con demasiadas parcelas de nuestra vida que aun requieren mucha conversión; necesitados de perdón y de mucha misericordia. Así caminamos por esta Cuaresma en la que nos proponemos vivir, trabajar, orar y celebrar bajo el lema "Manos que abrazan la cruz".
Y quien dice manos, dice vidas, opciones, decisiones, personas, familias, comunidades… que abrazan la cruz. Abrazar la cruz ¡suena tan bien! Pero ¿qué significa realmente? ¿Es un eufemismo? ¿Es una metáfora? ¿O es un estilo de vida, una respuesta concreta y radical a una llamada personal y liberadora, una opción en la que nos reconocemos y nos reconocen apasionados por la vida y la esperanza de todos, especialmente por los más necesitados?
Abrazar significa "ceñir con los brazos, estrechar entre los brazos en señal de cariño", pero también significa "tomar uno a su cargo alguna cosa: admitir, aceptar, seguir". Y este es precisamente el significado que encierra el lema bajo el que queremos caminar durante esta Cuaresma.
Abrazar la cruz significa realizar un ejercicio que parte de la renuncia, de la desapropiación y que culmina en el abrazo. La penitencia, el ayuno y la oración a los que somos invitados en este camino son mediaciones irrenunciables para poder realizar este ejercicio de renunciar a… para abrazar la cruz.
Ojalá la oración y la celebración en esta Cuaresma nos ayude a seguir descubriendo cuál es el camino que nos lleva a la Vida y que sigue pasando irremediablemente por la cruz, por la cruz de Cristo y por la de todos aquellos que todavía hoy son crucificados en nuestro mundo. Que este camino de penitencia, de ayuno y de oración, sea un camino de pasión, de conversión personal y comunitaria y de abrazo al misterio de la cruz. Ojalá nuestras manos, con la ayuda del Espíritu, se liberen de todo aquello que nos ata, nos esclaviza, nos hace enemigos y así abracen la cruz, fuente de Vida y Esperanza para todos.
Para abrazar la cruz, debemos renunciar a algunas cosas (actividades, personas, proyectos, pobrezas…) y ejercitarnos en algunas actitudes básicas que favorecen el abrazo, es decir, que nos hacen admitir, aceptar y seguir a Cristo "pobre y crucificado".
Por ello, las cinco actitudes que proponemos para abrazar la cruz son:
· desierto (Mc 1, 12-15),
· discernimiento (Mc 9, 2-10),
· coherencia (Jn 2, 13-25),
· fe (Jn 3, 14-21)
· seguimiento (Jn 12, 20-33).
Padre Nuestro
Padre nuestro que estás en la casa de Fulano, y en la de Beatriz y en la de Quique y en la de María y en…… Y en la tuya y en la mía y en la nuestra y en la de todos tus hijos que estén, que estemos dispuestos a escuchar, en torno a tu mesa, eso tan importante que quieres decirnos.
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Sí, feliz cuaresma, porque un año más Dios nos vuelve a regalar una oportunidad, y van tantas, de conversión, y eso no deja de ser motivo de gozo en nuestra pequeñez.
Feliz Cuaresma, porque re-iniciamos un camino que sin eludir la muerte, nos conduce a la Vida Verdadera, gracias a la Resurrección del Maestro y eso no deja de ser motivo de esperanza en nuestras miserias.
Feliz cuaresma porque ante las tentaciones de vivir en blanco y negro, Dios nos habla en colores, intensos y vivos, y nos ofrece la reconciliación, Su Reconciliación como instrumento de conversión y de cambio.
Les proponemos, nos proponemos vivir esta cuaresma, estos días, este camino regalado desde la reconciliación. El mundo que estamos viviendo, la realidad que nos acontece, está rota, divida, fragmentada, casi muerta, sino del todo, en viernes santo permanente, por eso la necesidad de hacer feliz esta cuaresma desde la reconciliación. No desde la nuestra, sino desde la que Dios se empeña en regalarnos cada día.
Reconciliación con Dios, Principio, Amor de nuestras vidas, Misericordia regalada a cada instante, abrazo de Madre/Padre, como a hijas e hijos que regresamos al hogar después de haber dilapidado la herencia. Reconciliación con quien no deja de reconciliarse eterna y fielmente con cada una, con cada uno.
Reconciliación conmigo. A pesar de mis miserias, de mi pecado, de mi limitación, de todo lo necio, lo inmaduro, lo pobre… que hay en mí, puesto que Dios, Abbá, no ha dejado de amarme ni un solo instante, puesto que me ha hecho una persona amable a Sus Ojos y a los ojos del resto de la humanidad, no puedo ser yo quien me haga odiable. Es necesario en esta cuaresma hacer un pequeño ejercicio de acogerme y reconciliarme conmigo, para así poder ofrecerme y entregarme a esta humanidad nuestra de cada día como lo hizo Jesús nuestro maestro.
Reconciliarme con mi entorno más próximo, crear lazos de religación como decía Zubiri. Reconciliarme con mi familia, con mis vecinos y vecinas, con mi trabajo. Reconciliarme y mientras lo hago, sanar heridas, ofrecer abrazos, amar mucho y amar bien, pues solo el Amor recibido y entregado es el que transformará lo cotidiano, pasando de la muerte a Su Vida.
Reconciliarme con la Creación, con la humanidad y con la naturaleza y por tanto vivir en coherencia con mis Hermanas y Hermanos sufrientes, dolientes. Vivir en armonía ecológica con la naturaleza, desde el compartir, más que desde el consumir, desde el trabajo por una realidad sostenible y solidaria…
Tratar de vivir estos días que se nos regalan, en clave de reconciliación nos ayuda a asumir las muertes y La Muerte que no dejan de producirse en nosotros y por nosotros, pero también nos ayuda a luchar, a colaborar en la tarea de transformación de la realidad. Nos ayuda a creer, a Creer que Su Muerte tuvo sentido y que como dice Pedro Sus Heridas nos han curado…
Por eso y con eso me atrevo a deciros y a desearos feliz cuaresma, Hermanas y Hermanos en Jesús Resucitado por Dios Abbá de la muerte. Feliz cuaresma.
(José Luis Graus Eclesalia 23.02.07)
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