lunes, 5 de abril de 2010
domingo, 21 de marzo de 2010
El Valor de la Familia
Es necesario que para que haya union familiar debe haber presencia física, mental y espiritual de las personas en el hogar, con disponibilidad al diálogo y a la convivencia, haciendo un esfuerzo por cultivar los valores en la persona misma, y así estar en condiciones de transmitirlos y enseñarlos. En un ambiente de alegría toda fatiga y esfuerzo se aligeran, lo que hace ver la responsabilidad no como una carga, sino como una entrega gustosa en beneficio de nuestros seres más queridos y cercanos.
Lo primero que debemos resolver en una familia es el egoísmo: mi tiempo, mi trabajo, mi diversión, mis gustos, mi descanso... si todos esperan comprensión y cuidados ¿quién tendrá la iniciativa de servir a los demás?
La generosidad nos debe hace superar el cansancio para escuchar esos problemas, alegrías o acontecimientos diarios de papá, mamá y de los hijos, niños o jóvenes. La unión familiar no se plasma en una fotografía, se va tejiendo todos los días con pequeños detalles de cariño y atención, sólo así demostramos un auténtico interés por cada una de las personas que viven con nosotros.
Sería utópico pensar que la convivencia cotidiana estuviera exenta de diferencias, desacuerdos y pequeñas discusiones. La solución no está en demostrar quien manda o tiene la razón, sino en mostrar que somos comprensivos y tenemos autodominio para controlar los disgustos y el mal genio, en vez de entrar en una discusión donde por lo general nadie queda del todo convencido.
Por otra parte, muchas son las familias que han encontrado en la religión y en las prácticas de piedad, una guía y un soporte para elevar su calidad de vida, ahí se forma la conciencia para vivir los valores humanos de cara a Dios y en servicio de los semejantes. Por tanto, en la fe se encuentra un motivo más elevado para formar, cuidar y proteger a la familia.
Podríamos preguntarnos ¿cómo saber si en mi familia se están cultivando los valores y todos son felices? Si todos dedican parte de su tiempo para estar en casa y disfrutar de la compañía de los demás, buscando conversación, convivencia y cariño, dejando las preocupaciones y el egoísmo a un lado, sin lugar a dudas la respuesta es afirmativa.
Toda familia unida es feliz sin importar la posición económica, los valores humanos no se compran, se viven y se otorgan como el regalo más preciado que podemos dar. No existe la familia perfecta, pero si aquellas que luchan y se esfuerzan por lograrlo.
jueves, 18 de marzo de 2010
Hagamos Música en Discovery
leer más en: http://www.sciencedaily.com/releases/2006/09/060920093024.htm
domingo, 14 de marzo de 2010
Cuaresma 2010
SALUDOS A TODOS.
Les deseo lo mejor en todo momento. Que caminen progresivamente hacia la luz pascual.
Las reflexiones que les envío son tomadas de la Revista "Misión jóven digital". Sigamos reflexionando en este tiempo especial de gracia que estamos viviendo.
Con aprecio,
Pbro. Álvaro Del Carmen Masís Solano.
Manos que abrazan la cruz.
Agradecidos, ilusionados y necesitados vivimos este tiempo cuaresmal. Agradecidos porque se nos ofrece una nueva oportunidad para crecer, para entrar en nosotros, para discernir al pie de la cruz cómo estamos y qué tipo de discípulos enviados somos. Ilusionados porque siempre que nos ponemos en camino, nos cargamos de esperanzas y miramos al horizonte con nuevos ojos y muchos retos. Necesitados porque nos reconocemos inacabados, con demasiadas parcelas de nuestra vida que aun requieren mucha conversión; necesitados de perdón y de mucha misericordia. Así caminamos por esta Cuaresma en la que nos proponemos vivir, trabajar, orar y celebrar bajo el lema "Manos que abrazan la cruz".
Y quien dice manos, dice vidas, opciones, decisiones, personas, familias, comunidades… que abrazan la cruz. Abrazar la cruz ¡suena tan bien! Pero ¿qué significa realmente? ¿Es un eufemismo? ¿Es una metáfora? ¿O es un estilo de vida, una respuesta concreta y radical a una llamada personal y liberadora, una opción en la que nos reconocemos y nos reconocen apasionados por la vida y la esperanza de todos, especialmente por los más necesitados?
Abrazar significa "ceñir con los brazos, estrechar entre los brazos en señal de cariño", pero también significa "tomar uno a su cargo alguna cosa: admitir, aceptar, seguir". Y este es precisamente el significado que encierra el lema bajo el que queremos caminar durante esta Cuaresma.
Abrazar la cruz significa realizar un ejercicio que parte de la renuncia, de la desapropiación y que culmina en el abrazo. La penitencia, el ayuno y la oración a los que somos invitados en este camino son mediaciones irrenunciables para poder realizar este ejercicio de renunciar a… para abrazar la cruz.
Ojalá la oración y la celebración en esta Cuaresma nos ayude a seguir descubriendo cuál es el camino que nos lleva a la Vida y que sigue pasando irremediablemente por la cruz, por la cruz de Cristo y por la de todos aquellos que todavía hoy son crucificados en nuestro mundo. Que este camino de penitencia, de ayuno y de oración, sea un camino de pasión, de conversión personal y comunitaria y de abrazo al misterio de la cruz. Ojalá nuestras manos, con la ayuda del Espíritu, se liberen de todo aquello que nos ata, nos esclaviza, nos hace enemigos y así abracen la cruz, fuente de Vida y Esperanza para todos.
Para abrazar la cruz, debemos renunciar a algunas cosas (actividades, personas, proyectos, pobrezas…) y ejercitarnos en algunas actitudes básicas que favorecen el abrazo, es decir, que nos hacen admitir, aceptar y seguir a Cristo "pobre y crucificado".
Por ello, las cinco actitudes que proponemos para abrazar la cruz son:
· desierto (Mc 1, 12-15),
· discernimiento (Mc 9, 2-10),
· coherencia (Jn 2, 13-25),
· fe (Jn 3, 14-21)
· seguimiento (Jn 12, 20-33).
Padre Nuestro
Padre nuestro que estás en la casa de Fulano, y en la de Beatriz y en la de Quique y en la de María y en…… Y en la tuya y en la mía y en la nuestra y en la de todos tus hijos que estén, que estemos dispuestos a escuchar, en torno a tu mesa, eso tan importante que quieres decirnos.
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Sí, feliz cuaresma, porque un año más Dios nos vuelve a regalar una oportunidad, y van tantas, de conversión, y eso no deja de ser motivo de gozo en nuestra pequeñez.
Feliz Cuaresma, porque re-iniciamos un camino que sin eludir la muerte, nos conduce a la Vida Verdadera, gracias a la Resurrección del Maestro y eso no deja de ser motivo de esperanza en nuestras miserias.
Feliz cuaresma porque ante las tentaciones de vivir en blanco y negro, Dios nos habla en colores, intensos y vivos, y nos ofrece la reconciliación, Su Reconciliación como instrumento de conversión y de cambio.
Les proponemos, nos proponemos vivir esta cuaresma, estos días, este camino regalado desde la reconciliación. El mundo que estamos viviendo, la realidad que nos acontece, está rota, divida, fragmentada, casi muerta, sino del todo, en viernes santo permanente, por eso la necesidad de hacer feliz esta cuaresma desde la reconciliación. No desde la nuestra, sino desde la que Dios se empeña en regalarnos cada día.
Reconciliación con Dios, Principio, Amor de nuestras vidas, Misericordia regalada a cada instante, abrazo de Madre/Padre, como a hijas e hijos que regresamos al hogar después de haber dilapidado la herencia. Reconciliación con quien no deja de reconciliarse eterna y fielmente con cada una, con cada uno.
Reconciliación conmigo. A pesar de mis miserias, de mi pecado, de mi limitación, de todo lo necio, lo inmaduro, lo pobre… que hay en mí, puesto que Dios, Abbá, no ha dejado de amarme ni un solo instante, puesto que me ha hecho una persona amable a Sus Ojos y a los ojos del resto de la humanidad, no puedo ser yo quien me haga odiable. Es necesario en esta cuaresma hacer un pequeño ejercicio de acogerme y reconciliarme conmigo, para así poder ofrecerme y entregarme a esta humanidad nuestra de cada día como lo hizo Jesús nuestro maestro.
Reconciliarme con mi entorno más próximo, crear lazos de religación como decía Zubiri. Reconciliarme con mi familia, con mis vecinos y vecinas, con mi trabajo. Reconciliarme y mientras lo hago, sanar heridas, ofrecer abrazos, amar mucho y amar bien, pues solo el Amor recibido y entregado es el que transformará lo cotidiano, pasando de la muerte a Su Vida.
Reconciliarme con la Creación, con la humanidad y con la naturaleza y por tanto vivir en coherencia con mis Hermanas y Hermanos sufrientes, dolientes. Vivir en armonía ecológica con la naturaleza, desde el compartir, más que desde el consumir, desde el trabajo por una realidad sostenible y solidaria…
Tratar de vivir estos días que se nos regalan, en clave de reconciliación nos ayuda a asumir las muertes y La Muerte que no dejan de producirse en nosotros y por nosotros, pero también nos ayuda a luchar, a colaborar en la tarea de transformación de la realidad. Nos ayuda a creer, a Creer que Su Muerte tuvo sentido y que como dice Pedro Sus Heridas nos han curado…
Por eso y con eso me atrevo a deciros y a desearos feliz cuaresma, Hermanas y Hermanos en Jesús Resucitado por Dios Abbá de la muerte. Feliz cuaresma.
(José Luis Graus Eclesalia 23.02.07)